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Soba el pan en la tahona,
Pedro, el de Pedraza,
Pedro el tahonero.
Y el pan huele a la sierra
y a la hierba del prado.
Y el pan huele a las calles
y a la
aldea de piedra.
Sobre las casas chatas
el sol cae doliente
y el calor se cobija
en los techos de tejas.
Y el castillo parece
un gigante dormido
en la vasta llanura
de Castilla La Vieja.
Soba el pan en la tahona,
Pedro, el de Pedraza,
Pedro el tahonero.
Y el pan crepita al fuego
del horno que lo cuece.
Y el pan huele a sonidos
y a murmullos de siesta.
La brisa trae un silencio,
de lánguidas leyendas,
dormidas en las viejas
murallas del repecho.
Y la aldea se abre
tras el pórtico viejo
en un damero oscuro,
de callejas y tiempo.
Soba el pan en la tahona,
Pedro, el de Pedraza.
Y al pan se lo lleva el viento…
Sobre las casas chatas
el sol cae doliente
y el calor se cobija
en los techos de tejas.
Y el castillo parece
un gigante dormido
en la vasta llanura
de Castilla La Vieja.
Soba el pan en la tahona,
Pedro, el de Pedraza,
Pedro el tahonero.
Y el pan crepita al fuego
del horno que lo cuece.
Y el pan huele a sonidos
y a murmullos de siesta.
La brisa trae un silencio,
de lánguidas leyendas,
dormidas en las viejas
murallas del repecho.
Y la aldea se abre
tras el pórtico viejo
en un damero oscuro,
de callejas y tiempo.
Soba el pan en la tahona,
Pedro, el de Pedraza.
Y al pan se lo lleva el viento…
MARIO
DOBRY
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